La innovación es una actividad esencial para la mejora de los procesos
de aprendizaje y constituye una base para el diseño y desarrollo curricular.
Mejorar las acciones formativas y sentar las bases para la transformación
continua requiere del profesorado una actitud
y una práctica generadora de nuevo conocimiento didáctico y profesional.
Las innovaciones realizadas en la última década han incidido en la
actualización de los diseños y en los procesos curriculares desempeñados en los
escenarios formativos, constatándose que existe una estrecha relación entre la cultura innovadora de las aulas y el
desarrollo curricular.
Las acciones innovadoras han de
focalizarse en el programa formativo del
aula (currículum) y valorar su pertinencia para la educación integral de
los estudiantes en el marco de la sociedad del conocimiento, los retos
interculturales y los proyectos y acciones socio-laborales que atañen a los
integrantes de la escuela y de cada clase en la que se desarrollan.
La tarea de innovar consiste en
trabajar en un horizonte de mejora continua para cuantos intervienen en el acto
formativo y demostrar que los implicados en tal acción logran los objetivos y
dominan las competencias básicas que se estiman más valiosas.
Innovar es aportar líneas de
reflexión y transformación cada vez más relevantes que atañen a la institución
y a los procesos de aprendizaje alcanzados en cada aula. El planteamiento de un
modelo socio-comunicativo propiciador de una cultura de innovación, consolida
la más valiosa forma de entender y preparar a los estudiantes en las
competencias básicas (Medina, 2009)
El aula es el ecosistema en el que docente y estudiantes diseñan y
aplican (desarrollan) un programa formativo, conscientes del valor
relacional y transformador que tiene para el pensamiento, las emociones, la
práctica socioprofesional y las actitudes de los estudiantes y del profesorado.
Así la pertinencia y permanencia del mismo dependerá de las diferentes modalidades
de seleccionar la síntesis cultural, instructiva y axiológica, que en cada
etapa histórica tiene sentido trabajar en las clases.
El programa es una síntesis de lo
más valioso que el profesorado y los estudiantes han de plantearse alcanzar,
conscientes de que cada momento de trabajo es esencial y que cada componente de
tal programa tiene tanto un significado en sí mismo, como en estrecha
interacción con los restantes aspectos.
El programa formativo integra los
componentes característicos de las culturas del momento histórico y los métodos
que permitirán comunicar tales saberes culturales y los medios tecnológicos
para asimilarlos, así como, las tareas que los estudiantes han de llevar a cabo
para aprender tal programa y en su conjunto cuantos procesos sean necesarios en
su práctica.
La mejora permanente de tales
elementos y de las acciones docente para aplicar el programa constituyen un
horizonte, en el que hemos de actuar como verdaderos transformadores, Así el
diseño del programa es posible, si se ha producido una reflexión y un diálogo
colegiado, que se concreta en el proyecto educativo de la institución escolar y
se adapta y desarrolla en cada aula como el programa característico y más valioso
para ella.
Las acciones innovadoras han de
focalizarse en el programa formativo del aula (currículum) y valorar su
pertinencia para la educación integral de los estudiantes en el marco de la
sociedad del conocimiento, los retos interculturales y los proyectos y acciones
socio-laborales que atañen a los integrantes de la escuela y de cada clase en
la que se desarrollan.
BIBLIOGRAFÍA
DOMINGUEZ, C. ,MEDINA, A. Y
SÁNCHEZ, C.. (2011). La innovación en el aula: Referente para el diseño y
desarrollo curricular. 04 de octubre del 2105, de Pontificia Universidad de
Valparaíso, Chile.
Sitio web:
http://www.perspectivaeducacional.cl/index.php/peducacional/article/viewFile/15/13

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